viernes, 15 de mayo de 2020

Rufino Carpena, un playu campeón que dominó una época



                                              Rufino Carpena Ramos

                           PIONEROS GIJONESES

25.- Rufino Carpena, un playu campeón que dominó una época


Rufino Carpena Ramos, nace en la calle Las Cruces del barrio de Cimadevilla (Gijón), el 15 de diciembre de 1929.  Fue el menor de sus seis hermanos y orgulloso de ser hijo de Patro “La Astillera” y de Miguel “El Entibador”. Su padre trabajó como entibador en el puerto local y su madre, con la ayuda de su prole, recogía en el aserradero de Cesar, el de la Atalaya, madera sobrante para hacer astillas y venderlas. Por esta razón sus convecinos del barrio alto, lo conocían como Rufo “El Astillero” y ya en el atletismo sus amigos como Rufo “El Atleta”. Comenzó a correr a la fuerza en el año 1936 debido a los bombardeos que sufría el barrio en la Guerra Civil y todos corrían al refugio de la fábrica de tabacos.

Al atletismo llegó realizando la mili obligatoria en Salamanca en el año 1951/52. Pedían atletas para formar equipo militar y se apuntó puesto que estaban exentos de guardia, les daban un bocadillo diario. Le proporcionaron unas alpargatas de esparto que cuando corría con ellas en   los días lluviosos se las quitaba para que no se rompieran ya que tenían que pagarlas.

                         Carpena en Salmanca de soldado (Archivo R. Carpena)

Su primera carrera fue en unos campeonatos militares de la VII Región Militar, en Valladolid, en el año 1952 clasificándose el diecisiete.  Sus éxitos le convirtieron en ídolo del regimiento pasando a ser ordenanza del capitán y así dispuso de más tiempo para entrenar, llegando a ser campeón de España militar en 3.000 metros. Un día aciago, para matar la sed, bebió agua del río Tormes cogiendo el tifus, implicando su licencia militar anticipada
Pasado un tiempo se recuperó comenzando a correr y en una carrera que organizaba Fausto “El Chocolateru” y Víctor Lechosa. Fue visto por Oscar Muñiz y lo fichó para su grupo de entrenamiento siendo el entrenador de toda su vida deportiva con excepción de su periodo de residente en Francia. Su disciplina y capacidad de entrenamiento era tal que trabajando en Ensidesa (Avilés) venía a Gijón corriendo para aprovechar el tiempo.
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                Equipo militar con Carpena (dorsal 1008). (Archivo Rufino Carpena)

Los clubes a los que perteneció como atleta fueron el Atlético Gijonés, Grupo Covadonga, Grupo de Empresas de Ensidesa y Clubs Sportif- Bourgoin- Jallieu, Atlético Gijonés y finalmente, en enero de 1972, llegó al Grupo Covadonga como entrenador donde estuvo hasta que la enfermedad se lo impidió.  
Como persona y buen playu se caracterizaba por un constante humor, siendo artífice de múltiples anécdotas. En uno de los viajes con la selección nacional manifestó que le diesen farrapes (harina de maíz cocida con agua) porque alimentaban mucho más y el compañero e histórico Miguel de la Quadra Salcedo lo pasó a llamar Rufo “El Farrapes” y así quedó conocido entre sus amigos y compañeros en el atletismo.
Participó en diecisiete competiciones internacionales. Con la selección española en encuentros con Francia, Austria, Portugal, Italia, Inglaterra. Reforzando a Galicia contra Portugal y Alemania y con Asturias en cuatro encuentros contra equipos alemanes. Fue seis años preseleccionado para el Cross de la Naciones quedando siempre a las puertas de lograr su selección

                   Equipo de Bourgoin (Francia) 1963. (Archivo Rufino Carpena)

Con motivo de su participación en Los Juegos Iberoamericanos celebrados en Madrid el año 1962 popularizó la palabra LA FARRAPADA y en la revista número 90 del Atletismo Español la Real Federación Española se decía: Entre las muchas cosas curiosas figura el cometario sobre “La farrapada”, nombre que el asturiano Rufino Carpena dio a la reunión de representantes españoles que acudieron a dar la bienvenida a sus adversarios de los demás países, cuando éstos llegaron a la residencia en que se alojaron. La denominación hizo fortuna y “farrapada” fueron después las reuniones en el cine, antes de irse a dormir, las tertulias de sobremesa, siempre amenizadas por los muchachos con inquietudes artísticas y la fiesta final en los jardines de Cecilio Rodríguez en la que hubo un derroche de alegría y la sana hermandad en el deporte.
Atletismo Español afirma que “la farrapada”, como una nota inolvidable más de estos inolvidables Juegos Iberoamericanos, ha pasado a la posteridad atlética.

  Juegos Iberoamericanos, Madrid 1962. (Archivo Rufino Carpena)

En los Campeonatos de España Absolutos de pista al aire libre logró subir al podio como Subcampeón de España en 1956 (3.000 obstáculos /9.32.8), en 1959 (1.500 m.l/3.54.6) y en 1961 (3.000 obstáculos/9.11.6) y como Tercero de España en 1958 (3.000 obstáculos/9.36.6) y en 1962 (3.000 obstáculos/9.28.6). También fue Campeón Nacional de Educación y Descanso en 800, 1500 y 5.000 metros
         
                                  Desfile Juegos Iberoamericanos (Archivo R. Carpena)

Carpena siempre ha considerado su triunfo más relevante el logrado en el Gran Premio Internacional Ciudad de La Coruña de 1958.  Venció en 1.500 m.l con  la marca de 3.56.5 siendo el primer asturiano en bajar de los cuatro minutos. Fue un final muy apretado y emocionante superando al campeón portugués Díaz Santos (3.56.6) y al campeón nacional Carlos Pérez (3.56.6)

           Gran Premio Internacional Ciudad de La Coruña 1958 (Archivo Rufino Carpena)

En las pistas de Riazor, convenientemente iluminadas, se celebró el II Trofeo Internacional Ciudad de La Coruña (17 de julio de 1958). Resultó vencedor por la tabla finlandesa Rufino Carpena al ganar magníficamente los 1.500 metros cuyos resultados de la prueba fueron: 1º Rufino Carpena (Esp) 3.56.5, 2º Días Santos (Port) 3.56.6, 3º Carlos Pérez (Esp) 3.56.6, 4º Jesús Hurtado (Esp) 3.58.2, 5º Márquez (Port), 6º Sergio Vázquez (Esp). En la misma reunión participó Manuel González (Campanal III) que ganó la longitud internacional con un salto de 6’90
En 1959 en las pistas de Anoeta (San Sebastián) se disputó un encuentro internacional entre la R.A.F y una selección de Guipúzcoa reforzada con atletas nacionales. En esta competición actuaron tres asturianos que tuvieron magníficos resultados y la prensa los destacaba: Rufino Carpena, José Luis Martínez y Miguel de Lafuente.
 Sobre ellos NUMA escribió: Destaquemos en primer término la actuación de Rufino Carpena, ese atleta magnífico que cada día va a más, asombrando a propios y extraños por su calidad y su gran espíritu combativo. Carpena que nos sorprendió el pasado año al obtener en La Coruña un magnífico récord de 1.500 metros, ha seguido en la presente una marcha arrolladora de superación en el kilómetro y medio y tras sus 3.54 6/10 de Tolosa hace unos días, el sábado compitiendo con el extraordinario inglés Clark, volvió a rebajar el tiempo en la prueba y con sus 3.52 8/10, de alto valor, y nueva plusmarca regional, se sitúa en el grupo de cabeza de los españoles en la distancia.
Rufino Carpena es, sin duda, uno de los atletas asturianos más destacados en el brillante historial de la región y es más meritorio si tenemos en cuenta las dificultades que ha de vencer par una preparación adecuada.
José Luis Martínez, el atleta leonesastur, fue otro de los hombres brillante en este encuentro. Sus 49” 4/10 en 400 metros lisos, que igualmente dejan atrás el récord regional que él mismo poseía, muestran esa regularidad y esa medida de la prueba que ha de llevarlo, no tardando mucho, a rebajar los 49” y posiblemente destronar a Rancaño del palmarés nacional.
El tercer hombre asturiano fue Miguel de Lafuente que lanzó el peso 13’62 metros, muy cercanos a su récord regional. Lafuente se entrega con ilusión y afición extraordinaria al atletismo y de él puede esperarse, por sus condiciones unas buenas marcas
         
                              Rufino Carpena (42) en Tolosa (1959). (Archivo R. Carpena)

Rufino Carpena, recibió un homenaje en 1960 por sus destacados éxitos en el campo nacional e internacional y su entrega entusiasta y magnífica en el atletismo. Estuvieron presentes un gran número de aficionados, amigos, compañeros del atletismo y trabajo y autoridades: Oscar Muñiz, su entrenador, Mercurio, Alberto Hernández, Fausto, Francisco Barreda (jefe local de Educación y Descanso), Herrero Mata (secretario de la Federación Asturiana), Francisco Llorente (encargado de deportes de Ensidesa), el director de Radio Emisora Gijón y otros

                                  Homenaje a Rufino Carpena (Archivo R. Carpena)

Por la mañana en el parque Isabel la Católica se celebró una prueba de campo a través que contó con numerosa participación con victoria para Ronderos. A medio día tuvo lugar la comida en la Guía dentro de un gran ambiente, salpicado de recuerdos, anécdotas y de actuales ilusiones.
Al final, Rufino agradeció a todos el homenaje y pidió a los reunidos uniesen sus esfuerzos para que Gijón contase en breve plazo con unas instalaciones atléticas tan necesarias como deseadas.

                     Asistentes al homenaje a Rufino Carpena (1960).  (Archivo R. Carpena)

Como el resto de sus compañeros, que entrenaban con Oscar Muñiz, desarrollaban sus entrenamientos por el parque Isabel la Católica, la playa, Las Mestas y otros lugares con ausencia de instalaciones como una pista de atletismo.
 En 1962 se comentaba la posibilidad de construir una pista de ceniza en Gijón y se decía que La Delegación Nacional de Educación Física y Deportes acaba de destinar medio millón de pesetas al Ayuntamiento de Gijón para la construcción de una pista. Parece que va a ser construida una pista de ceniza para la práctica del atletismo, bien en Las Mestas o en el margen izquierdo del rio Piles, detrás de El Molinón.
La realidad es que esa posibilidad no se llevó a efecto. Desconozco las causas, pero en mi mente suena lo de “manteca fue que el gatu llambió y se esfumó”

                           Entrenando en Las Mestas en 1958.  (Archivo R. Carpena)

Fue recordman de Asturias de 800, 1.000, 1.500, 3.000, 5.000 ,10.000 m.l y 3.000 m. obstáculos. Campeón de Asturias de campo a través de forma consecutiva (10 veces) desde 1953 hasta que emigró a Francia, Campeón de Asturias de pista (28 veces) en todas las pruebas de medio fondo y fondo y vencedor en todas las carreras que se celebraban en Asturias.
La primera carrera que corrió lo hizo con alpargatas de esparto y como llovía llegó a la meta con ellas en la mano
              Carpena (dorsal 295) compitiendo en Borgoin Jallieu (1966). (Archivo R. Carpena)

En 1963 emigró a Francia instalándose en la ciudad de Bourgoin–Jallieu cerca de Grenoble en el departamento del Isère (a los pies de los Alpes). Trabajo en Ets Voisin-Pascal y continuó con el atletismo en el Club Sportif de Bourgoin-Jallieu siendo el entrenador M. Berliat. Logró importantes resultados deportivos con el equipo de la ciudad en campo a través, pista cubierta y pista al aire libre. Durante los siete años que permaneció en Francia participó en competiciones de campo a través en Cordelin, Annecy, Rives, Chambery, Pont Cheri, Grenoble, Turnon, Tarbes, Paris, Lyon, Varces, Savoie, Tours, Borgoin, Condrieu, Voiron y otros. De pista cubierta en Palacio de Deportes de Lyon y pista al aire libre en Chambery, Grenoble, Aix les Bains, Gerland, Dolan, Chabons, Valence, Marseiyé, MontPellier, Romans, Alsacia, Boourgoin y otros.  Fue seis veces campeón regional y como veterano ganó el Gran Premio Internacional de Ginebra en 1970 de tal forma que cuando quiso retornar le ofrecieron la nacionalidad francesa. Habían pasado siete años y Rufino Carpena regresó a su Gijón en 1970. Decía que no era más que un playu de pura cepa que no cambiaba su Gijón y sobre todo su Cimadevilla por nada del mundo.
Al dejar su club francés en 1970 ostentaba los récord de Sportif Bourgoin-Jallieu en cinco pruebas de pista al aire libre: 1.500 m.l (4.03.0), 3.000 m.l (8.444.0), 5.000 m.l (15.15.6), 10.000 m.l (33.19.8) y 3.000 obstáculos (9.21.8) y tres de pista cubierta: 1.500 m.l (3.57.3), 2.000 m.l (5.45.0) y 3.000 m.l (8.49.2)
 En Gijón continuó participando en veteranos con el Atlético Gijonés y posteriormente comenzó en enero de 1972 a realizar labores técnicas en el Grupo de Cultura Covadonga

        Ismael Hevia Maelo en el Campeonato de España EyD celebrado en Madrid 1958
                                             (Archivo Rufino Carpena)

Ismael Hevia Iglesias “MAELO”, atleta gijonés de Aboño, que entrenaba con Oscar Muñiz, siendo compañero de Rufino Carpena, destacó en vallas y medio fondo.  En 1958 fue Campeón de España de Educación y Descanso en 400 metros vallas.
Llegó al atletismo de una forma curiosa viendo una carrera de cross. Observó que eran todos, por lo delgados, unos escuchimizados y comenzó a reírse ya que él era fuerte.  Se animó y al domingo siguiente participó en la Vuelta a Ceares, que ganó Rufino Carpena, mientras él llegó el último. Esta decepción le llevó durante un mes a ir y venir corriendo al trabajo y en la siguiente carrera llegó el segundo y quince días después ganó una en Oviedo lo que motivó que Oscar Muñiz lo fichara para su cuadra de atletas.

Selección Asturias de campo a través. Ismael Hevia de pie a la derecha (Archivo R. Carpena)

Acudió a cumplir el servicio militar en Valladolid y llegó tres días tarde al cuartel. Le cortaron el pelo al cero y le hicieron correr con los demás soldados, pero llevando un saco de 20 kilos a la espalda. Como, así y todo, corría más que el resto de los reclutas, le rebajaron de todos los servicios y se pasó la mili entera haciendo atletismo nombrándole jefe de Deportes del Regimiento.

Atletas de Oscar Muñiz (Ismael Hevia en el centro) en el parque Isabel la Católica 1956
                                            (Archivo Rufino Carpena)

Su vida atlética estuvo plagada de anécdotas y algunas de las cuales, contadas por él a la prensa, fueron las siguientes:
·        Habiendo acudido a Madrid a participar en unos Campeonatos de España, el entonces ministro del Movimiento, José Solís, en el discurso inaugural, manifestó que todos los atletas que allí competían cobrarían sus jornales como si estuviesen trabajando, a lo que Maelo contestó gritando: “Señor ministro, a nosotros, los asturianos, nadie nos paga ni una peseta….”
De inmediato le rodearon un grupo de policías y, a la media hora, todos los atletas asturianos habían recibido el salario correspondiente a los días en que permanecieron en la capital de España. Pero lo más curioso fue que en la entrega de trofeos, donde Maelo recibió su premio al vencer en 400 metros vallas, el propio ministro le entregó la copa y le estrechó la mano diciendo: “Chaval, eres el español con más cojones que he conocido”

Por esta razón sus amigos le dedicaron el verso siguiente:
 
 Fue nuestro Maelo // un deportista cabal // llegó campeón varias veces // lo mismo corriendo valles // que reclamando dietes                              

·        Le nombraron secretario del Club Atlético Gijonés, pero el cargo duro muy poco, por lo que también se hizo acreedor de este verso

Fue Maelo secretariu // en elecciones honraes // pero tuvo que dejalo // por no andar a morraes

Oscar Muñiz, Astoreca, Elvira (hija Carpena), Isamel Hevia (Maelo), Prudencio, Carpena
                                                       (Archivo Rufino Carpena)












                     





                     

miércoles, 29 de abril de 2020

No servía para el atletismo, pero fue Campeón de España



Campeones de España en 1947: José Luis Rubio, Manuel Polo y Manolo García (Hemeroteca El Comercio)

                      PIONEROS GIJONESES

24.- No servía para el atletismo, pero fue Campeón de España

Llegó al atletismo por casualidad y un cronista dijo que no servía, pero logró ser campeón y recordman de España. Me estoy refiriendo a José Luis Rubio Forés, mi entrenador desde 1967 a 1975. De aquellos tiempos permanecemos en el atletismo actual Luis David Méndez Delgado, Santiago Fernández Ayora, Rubén Velasco Uribelarrea y yo.
El diario Voluntad del 13, 15 y 16 de abril de 1958, firmado por Carlos Cabeza, publicó un amplio reportaje de su trayectoria como atleta hasta su retirada en 1955


                                                  Hemeroteca Voluntad

El atleta es un hombre acostumbrado al sacrificio. Un hombre que no piensa en vencer a los demás, sino vencerse a si mismo, lo cual es mucho más importante. Clasificarse en último lugar en una prueba, pero conseguir rebajar su propia marca, es una satisfacción intima superior a la de alcanzar un título con una marca inferior a lo normal.
                


                  José Luis Rubio Forés, a la entrada del R.G.C.C (Hemeroteca El Comercio) 

José Luis Rubio nació en Gijón. Son muchos los que esto ignoran
Incluso yo mismo -en ocasiones- nos dice- me olvido de ello. Es normal costumbre que cuando alguien me pregunta de donde soy, responde que de cangas de Onís. Allí me fui a vivir de muy niño y allí comencé a hacer atletismo
Suena un poco extraño eso de atletismo en Cangas de Onís. Pero es cierto. Entonces vivía allí un gran aficionado a este deporte que organizaba pruebas con mucha frecuencia. Pruebas que siempre ganaba él.
Un día se celebraba un partido de fútbol. Jugaban los grandes rivales: el Cánicas contra el Ribadesella. Al final del encuentro, como de costumbre, se celebrarían distintas competiciones atléticas. El citado aficionado vino a buscarme
-          El domingo -me dijo- tienes que salir a correr y saltar
-          ¿Yo? -respondí- ¡Pero si en mi vida hice eso!
-          No te preocupes; hay que hacer deporte si quieres llegar a ser fuerte
Rubio, en aquel entonces, no tenía ninguna gana de ser fuerte. Además su constitución no parecía la más apropiada para el deporte. Era un chiquillo alto y delgado. El color de su pelo y de su piel hacía juego con su apellido. Y su persona, a causa de esto, parecía aún más endeble
El aficionado convenció a Rubio. El quería mucha gente a su alrededor, pues de esta forma sus triunfos destacarían más. Pero los triunfos se acabaron de forma inesperada. El gijonés afincado en Cangas fue el encargado de esto. Venció en cuatro pruebas ante la sorpresa de todo el pueblo
Y así se inició Rubio en atletismo. Le enorgullecieron sus fáciles triunfos y comenzó a entrenarse. Lo hacía en el campo de fútbol del Cánicas
Diariamente acude al campo a entrenarse. El correr y saltar, que un día el de su triunfo, le pareció tan fácil, va poco a poco plagándose de dificultades. Quiere rebajar sus propias marcas. Conoce los sufrimientos de la lucha contra el reloj. Pero también conoce la gran alegría que experimenta el rebajar la décima de segundo y el sobrepasar el tan ansiado milímetro
En ocasiones se descorazona. Cree que nunca podrá llegar a ser un buen atleta. Duda entre dejarlo o seguir. Por último, se impone su afición, que ya comienza a tener fuerza y continúa
Pronto había de tener una satisfacción
Un día, sin yo esperarlo, me llamaron para acudir a los Campeonatos Nacionales del Frente de Juventudes, que se celebran en Tortosa. Acudí con gran ilusión. Incluso llegué a pensar que el vencer allí sería cosa tan sencilla como el vencer en Cangas
Pero la realidad fue muy distinta. Rubio participó en las pruebas de longitud y altura, alcanzando el último puesto en las dos. Asimismo corrió el relevo cuatro por ochenta y fue el causante de la derrota del equipo asturiano.
La alegría de la ida contrastaba con el disgusto de la vuelta. Entonces fueron mayores que nunca los deseos de abandonar el atletismo. Durante varios cientos de kilómetros de viaje mascó en solitario su fracaso
Ya de vuelta, en Cangas, abandonó sus entrenamientos. No tenía confianza en si mismo. Pero al parecer, había alguien que la tenía, pues de nuevo fue llamado para representar a Asturias
Esta vez era para un match triangular en el que había de enfrentarse a los equipos de Vizcaya y Santander
Su fracaso fue similar al de Tortosa. Copó, con una asombrosa regularidad el último puesto en todas las pruebas en que tomó parte
Un cronista dijo de mi lo siguiente: “Hay gente que no tiene condiciones para hacer el atletismo y, además, está excesivamente verde para participar en una competición como la que acabamos de ver”
La gente a que hacía referencia, no era a la gente, era solamente a una persona: José Luis Rubio
Esta crónica, firmada por Hurlé, fue para mí como un aguijón. Era precisamente lo que yo necesitaba para dedicarme de lleno al deporte. En el momento en que alguien puso, publicaciones, mi valía en duda fue precisamente cuando yo comencé a confiar en mí. Tomé la decisión de demostrar a Hurlé que estaba en un error, y creo que lo conseguí
Esto ocurría en el año 1943. Al año siguiente, vino de forma definitiva a vivir en Gijón. Participa en distintos campeonatos y destaca en los cuatrocientos metros y comienza a perfilarse como algo más que mediano velocista

                                             (Hemeroteca El Comercio)

En 1945 se marcha a estudiar medicina a Madrid. Ficha por el equipo SEU y se entrena con grandes atletas españoles: Patiño, Toba, Blanco, Torres, Molezum y otros muchos
Llegó el momento de acudir al Campeonato Nacional Universitario. Los encargados de hacer la selección madrileña eran en su mayoría corredores de medio fondo. Y a mí para evitar que les hiciese sombra, me seleccionaron para correr vallas
Rubio no había pasado una valla en su vida. Así lo hizo saber, más no le hicieron mucho caso
Jugaron un poco conmigo. Yo era un provinciano recién llegado a Madrid y me intimidaban un poco sus nombres, que sonaban con fuerza en el atletismo nacional
Se asustó un poco Rubio. Incluso estuvo decidido a no participar. Pero algunos, muy pocos, le animaron. Le dijeron que él sería el campeón
Y así fue
Salí a la pista. Comencé a correr y cuál no sería mi sorpresa al observar la facilidad con que pasaba la primera valla. Esto me animó y me dio confianza. De pronto vi la cinta de la meta. Mi pecho la rompió. Era ya campeón universitario de España. La gente aplaudía. Formica corrió a abrazarme y me dijo: “¿ves cómo tenía razón? Tu eres mejor que los otros”
Con el tiempo sería Formica quien le arrebatase el récord nacional que él había de conquistar en Barcelona
Pero volvamos a atrás. Situándose de nuevo en la pista de la Universitaria. Todavía dura la alegría cuando de pronto los altavoces anuncian:
“A continuación se darán a conocer los tiempos logrados en la final de 400 metros vallas. Campeón, José Luis Rubio, del SEU, de Madrid, con un tiempo de 59 segundos seis décimas, nuevo récord nacional universitario”
Al escuchar esto la sorpresa fue mayor que la alegría. El que nunca había pasado una valla, era recordman universitario
Pero a Rubio aquello de las vallas no el convencía. Su ilusión eran los cuatrocientos metros lisos y para esta prueba continuó entrenándose. Nunca consiguió una victoria importante. Había dos hombres, el gallego Moncho Rodríguez y el andaluz Blanco a los que era poco menos que imposible de derrotar
En esta especialidad tenía el camino cerrado por lo que desistí de dedicarme. En cambio durante mi aventura de los cuatrocientos vallas, pude comprobar que tenía cierta facilidad para pasar éstas. Algunos técnicos decían que yo, más que correr, me deslizaba. Con las vallas me sucedía algo parecido. El paso de las mismas no era para mi un cambio brusco, no era un gran esfuerzo, sino una cosa completamente normal.
Pero antes de dedicarme a las vallas por completo, aún hizo un último intento en los cuatrocientos lisos
Fue en los campeonatos absolutos de Gerona del año 46. Llegué a la final que clasifiqué en tercer lugar
Finalizados los campeonatos Rubio regresa a Asturias. Intensifica sus entrenamientos bajo las ordenes de Oscar Muñiz. De nuevo se marcha a Madrid, y prosigue sus entrenamientos. Estos se desarrollaban dentro de un plan trazado por el ya citado preparador gijonés
Comienza el año 1947. El año de los triunfos. Estos por cierto no se hacen esperar. En enero bate el récord universitario de cuatrocientos vallas, dejándolo en cincuenta y ocho segundos
Día a día rebaja su propia marca. En diversos entrenamientos echa por tierra la marca nacional. Ya acariciaba el éxito deseado, un título nacional absoluto. Y éste, al fin, llegó
Fue un día en Montjuich. Había cincuenta y un grados de calor. La gente se apiñaba bajo las tribunas. La general permanece desierta. Nadie puede soportar el calor
Se hace la presentación de equipos. En primer lugar Cataluña con más de cincuenta atletas, le sigue Castilla con una cifra aproximada, después Vizcaya, Galicia, Guipúzcoa. Todas las federaciones perfectamente uniformadas y las componen más de veinte hombres. De pronto sale Asturias. Rubio lleva la pancarta y tras él van seis atletas, enfundados algunos de ellos en monos de entrenamiento de distintos colores. El público es al equipo que más aplaude
Se inicia la competición. Los siete asturianos se defienden como leones y ante la sorpresa de todos suman puntos y más puntos. Rubio consigue buenos tiempos en las eliminatorias. Pasa a la final y aquí se le pide el esfuerzo supremo. Y él lo realiza
Pisa la meta antes que sus cinco rivales y establece un nuevo récord nacional: cincuenta y seis segundos cuatro décimas
Sus compañeros, entre los que otros dos campeones, Polo en los diez mil metros y Manolo García en lanzamiento de martillo, acuden a abrazarlo. Rubio les abraza a su vez. Pero se le ve triste. No denota la clásica alegría que trae consigo todo triunfo
No podía estar alegre. Aquel año había abandonado la carrera de medicina. Algún bromista dijo que había cambiado una carrera de medicina por una de vallas. Más tu sabes que esto no es cierto. Fueron muchos atletas que se entrenaron lo mismo que yo, -Toba, Petinto, Molezum, entre otros – y terminaron la carrera. Yo dejé la carrera no por el atletismo, sino porque me desequilibré en Madrid. Me faltaba tiempo para todo. No sé, aquello fue todo muy extraño

                      Estadio Olímpico de Montjuich (inaugurado 20/05/1929) (Marca.com)

De regreso, en Gijón, se celebra un homenaje. Hubo discursos, con vino español, felicitaciones, abrazos, comentarios entre los asistentes que demostraban un total desconocimiento de lo que es el atletismo…y trofeos en recuerdo de tan memorable fecha…Pero los trofeos so salieron del local. Al parecer había que llevarlos al grabado donde se supone que todavía estén
De esta época recordamos algún caso curioso. Eran muchos los que se acercaban a Rubio a darle palmadita en la espalda. Un día, uno de estos preguntó:
-          ¿Así que tu saltas y corres?
-          Pues si
-          Tendrás que correr y saltar mucho para ser campeón de España
-          Pch, regular
-          ¿Saltarías desde mi casa a la calle?
-          El señor en cuestión vivía en un tercer piso
En otra ocasión le preguntaron de qué era campeón
-          De cuatrocientos vallas
-          ¿Y cómo es eso?
-          Pues mire, cada cuarenta metros colocan una valla y hay que saltarla
-          ¡Ah sí! Como los caballos
Pero dejamos las anécdotas. Terminan los campeonatos de España. Hay que olvidar los triunfos y pensar en la Olimpiada de Londres, que había de celebrarse al año siguiente. Tras un breve descanso, se reanudan los entrenamientos. Estos son durísimos y llenos de dificultades. En Gijón no hay vallas, hay que entrenarse con sillas. Pero éstas tampoco se pueden colocar a la distancia reglamentaria. No obstante, el atleta, el verdadero atleta, supera todas las dificultades. Y Rubio lo era
Varias pruebas provinciales. Otras de tipo nacional. Las marcas satisfactorias, aunque no consigue derribar el récord logrado en Montjuich


            Estadio de la Exposición (Avilés, 1948). Campeonato de España (rtve.es, RFEA)

Llegan los Campeonatos Nacionales de 1948. Se celebran en Avilés. Son muchas las ilusiones que se tienen en nuestra selección. Pero éstas poco a poco van desapareciendo. En la primera jornada se pierden dos títulos y las clasificaciones en general son muy inferiores a lo que se esperaba
Rubio se clasifica para la final de vallas. Esta se celebra el domingo a la tarde
Las gradas están repletas. Todos esperan la victoria de Rubio. Este espera en el vestuario la hora de salir a la pista. Allí en el vestuario hay poca gente -Arrigorriaga (hijo), Oscar y nosotros y muchos nervios. El seleccionador nacional había estado allí unos momentos para decir:
-          Rubio, si quiere ir a Londres, tiene que batir su propia marca
Esto hizo que los nervios fueran aún mayores. Arrigorriaga y nosotros nos fuimos. Rubio quedó solo con Oscar
El público no prestaba atención a lo que sucedía en la pista. Todos esperábamos la final de cuatrocientos vallas. Los altavoces anunciaron esta prueba
Rubio sale a la pista. Su presencia es acogida con una gran ovación. De pronto todo se vuelve silencio. Los finalistas se colocan en sus puestos. Suena el pistolazo a la vez que en el campo se escucha:
-          Hala, Rubio
Rubio se coloca en cabeza. Y en esta posición llega a la última curva. Aumenta la ventaja. Va a entrar en los últimos cien metros. De pronto duda. Cambia el paso. Salta la valla y ésta es derribada. Rubio también se cae y con él las ilusiones   de todos los que allí estábamos. Moret pasa a ocupar el primer puesto. Rubio se levanta, el público le anima. Pero todo fue inútil. El gijonés tiene que conformarse con el cuarto puesto. Nada más pisar la raya de llegada vuelve a caer. Son los nervios que le dominan
Un año de sacrificios se derrumba, en menos de un minuto. Londres está muy lejos, a una distancia insalvable
Pero el disgusto pasa. La afición es grande. Otra vez a entrenarse ¿Para qué?
-          Cuando el atletismo cala hondo es difícil de abandonar. Todo aquel que es atleta por vocación, por muy grande que haya sido el disgusto promotor de la desmoralización, por muchas que sean las tentaciones hacia una vida más fácil, más divertida; no se deja vencer. La fuerza de voluntad adquirida en los entrenamientos lo vence todo
Ya estamos en el año 49. Son muchos los que dan a Rubio por acabado. Pero él se empeña en demostrar lo contrario, y lo consigue. El SEU le llama para los Primeros Campeonatos Mundiales Universitarios. Estos se celebran en Italia
-          Unos días de concentración y al tren. Muchas horas de viaje la mayoría jugando al mus. Por cierto que estas partidas levantaban mucha expectación entre los viajeros de otros países. Nos miraban como quien mira a un loco. Aquello de jugar sin mirar a las cartas, sin parar de hablar, les parecía extrañísimo. Hubo uno que no se pudo contener y dijo: “Esos españoles todo lo hacen al revés”
Ya estamos en Italia. Los Campeonatos se desarrollan en Merano
-          Obtuve buenas clasificaciones y satisfactorios tiempos en las eliminatorias que me llevaron a la final. Se inicia ésta y a los doscientos metros me coloco en cabeza. Escuchaba los gritos de mis compañeros de equipo. Yo me sentía con fuerzas para alcanzar el triunfo. Pero…
La pista era de trescientos metros y en la calle que le tocaba correr a Rubio no habían tapado bien los agujeros de salida. Al saltar una valla metió el pie en uno de ellos y su cuerpo tomó contacto con la tierra. Lo mismo que en Avilés, sólo que aquí perdió el Campeonato de España, mientras que en Italia era uno del mundo. Se levanta, continúa corriendo y consigue clasificarse en tercera posición
                     


                                José Luis Rubio con David, Aquilino y Falo (1972)

Al año siguiente se marcha a Barcelona a unos campeonatos que debían durar tres días. Pero estos tres días se convierten en tres meses, pues es seleccionado y se va a Luxemburgo, de aquí a Suiza y de Suiza a Alemania
En este tiempo consigue igualar su marca varias veces. Pero nunca las mejora
-          Cincuenta y seis segundos y cuatro décimas debe ser mi tope
Del extranjero vuelve lesionado y se pasa tres años sin participar. Algunos dicen que no existe lesión, sino que Rubio hace una vida irregular
-          Esto sucedió por pasarme treinta años sin fumar un cigarrillo y sin probar vino, acostándome todos los días a las diez. De pronto me vieron fumar, beber algo, poco, pues como tú sabes, en aquella época dos vasos eran más que suficientes para alegrarme. También se iba a algunas verbenas. La gente no comprendía este contraste. Resulta que los que van al bar siempre, durante años y años, salen a la noche con asiduidad y fuman constantemente, hacen una vida normal, y yo que hacía eso mismo, sólo que en una proporción muy inferior, realizaba una vida anormal. Es lo que yo te digo, la gente no admite el contraste. Cuando uno es muy bueno, después, no puede ser un poco menos bueno, tiene que ser muy malo. Algo de esto me sucedió a mi
           
                                      José Luis Rubio en 1999 (Archivo RGCC)

En el año cincuenta y cinco una selección asturiana le llama para competir en Alemania, en Sttugart, concretamente frente a equipos alemanes
-          Aquella fue mi última prueba. Corrí los ciento diez metros vallas, y en la final, me rompió el tendón de Aquiles. Entre en la meta sobre una pierna
Rubio decidió retirarse. Las lesiones surgían con gran facilidad. Cuando recobraba la forma venía una relajación. A descansar. Vuelta a entrenarse y una nueva relajación
-          Comprendí que mi hora había llegado
Esto, como dijimos, era en el año 1955
Rubio vio infinidad de atletas. Desde la estrella fugaz al otro tipo- pero que a fuerza de constancia y entrenamiento llega a situarse en la cumbre
-          Yo creo que el atleta ideal lo definió el gran entrenador alemán Giheler cuando dijo “Darme un hombre que resista mis entrenamientos y yo haré un campeón del mundo”. El atleta necesita ser un hombre duro; su aspecto externo no tiene importancia, lo verdaderamente importante son los pulmones, el corazón y el riñón.
Y esta es, a grandes rasgos la vida de José Luis Rubio Forés. Un hombre que llegó a campeón de España porque un cronista dijo que no servía para el atletismo