Campeones
de España en 1947: José Luis Rubio, Manuel Polo y Manolo García (Hemeroteca El
Comercio)
PIONEROS GIJONESES
24.- No servía para el atletismo, pero fue Campeón de España
PIONEROS GIJONESES
24.- No servía para el atletismo, pero fue Campeón de España
Llegó al atletismo por casualidad y
un cronista dijo que no servía, pero logró ser campeón y recordman de España.
Me estoy refiriendo a José Luis Rubio Forés, mi entrenador desde
1967 a 1975. De aquellos tiempos permanecemos en el atletismo actual Luis David
Méndez Delgado, Santiago Fernández Ayora, Rubén Velasco Uribelarrea y yo.
El diario Voluntad del 13, 15
y 16 de abril de 1958, firmado por Carlos Cabeza, publicó un amplio
reportaje de su trayectoria como atleta hasta su retirada en 1955
Hemeroteca Voluntad
El atleta es un hombre acostumbrado
al sacrificio. Un hombre que no piensa en vencer a los demás, sino vencerse a
si mismo, lo cual es mucho más importante. Clasificarse en último lugar en una
prueba, pero conseguir rebajar su propia marca, es una satisfacción intima
superior a la de alcanzar un título con una marca inferior a lo normal.
José
Luis Rubio Forés, a la entrada del R.G.C.C (Hemeroteca El Comercio)
José Luis Rubio nació en Gijón. Son muchos los que esto ignoran
Incluso yo mismo -en ocasiones- nos
dice- me olvido de ello. Es normal costumbre que cuando alguien me pregunta de
donde soy, responde que de cangas de Onís. Allí me fui a vivir de muy niño y
allí comencé a hacer atletismo
Suena un poco extraño eso de
atletismo en Cangas de Onís. Pero es cierto. Entonces vivía allí un gran
aficionado a este deporte que organizaba pruebas con mucha frecuencia. Pruebas
que siempre ganaba él.
Un día se celebraba un partido de
fútbol. Jugaban los grandes rivales: el Cánicas contra el Ribadesella. Al final
del encuentro, como de costumbre, se celebrarían distintas competiciones atléticas. El
citado aficionado vino a buscarme
- El
domingo -me dijo- tienes que salir a correr y saltar
- ¿Yo?
-respondí- ¡Pero si en mi vida hice eso!
- No
te preocupes; hay que hacer deporte si quieres llegar a ser fuerte
Rubio, en aquel entonces, no tenía
ninguna gana de ser fuerte. Además su constitución no parecía la más apropiada
para el deporte. Era un chiquillo alto y delgado. El color de su pelo y de su
piel hacía juego con su apellido. Y su persona, a causa de esto, parecía aún
más endeble
El aficionado convenció a Rubio. El
quería mucha gente a su alrededor, pues de esta forma sus triunfos destacarían
más. Pero los triunfos se acabaron de forma inesperada. El gijonés afincado en
Cangas fue el encargado de esto. Venció en cuatro pruebas ante la sorpresa de
todo el pueblo
Y así se inició Rubio en atletismo.
Le enorgullecieron sus fáciles triunfos y comenzó a entrenarse. Lo hacía en el
campo de fútbol del Cánicas
Diariamente acude al campo a
entrenarse. El correr y saltar, que un día el de su triunfo, le pareció tan
fácil, va poco a poco plagándose de dificultades. Quiere rebajar sus propias
marcas. Conoce los sufrimientos de la lucha contra el reloj. Pero también
conoce la gran alegría que experimenta el rebajar la décima de segundo y el
sobrepasar el tan ansiado milímetro
En ocasiones se descorazona. Cree que
nunca podrá llegar a ser un buen atleta. Duda entre dejarlo o seguir. Por
último, se impone su afición, que ya comienza a tener fuerza y continúa
Pronto había de tener una
satisfacción
Un día, sin yo esperarlo, me llamaron
para acudir a los Campeonatos Nacionales del Frente de Juventudes, que se
celebran en Tortosa. Acudí con gran ilusión. Incluso llegué a pensar que el
vencer allí sería cosa tan sencilla como el vencer en Cangas
Pero la realidad fue muy distinta.
Rubio participó en las pruebas de longitud y altura, alcanzando el último
puesto en las dos. Asimismo corrió el relevo cuatro por ochenta y fue el
causante de la derrota del equipo asturiano.
La alegría de la ida contrastaba con
el disgusto de la vuelta. Entonces fueron mayores que nunca los deseos de
abandonar el atletismo. Durante varios cientos de kilómetros de viaje mascó en
solitario su fracaso
Ya de vuelta, en Cangas, abandonó sus
entrenamientos. No tenía confianza en si mismo. Pero al parecer, había alguien
que la tenía, pues de nuevo fue llamado para representar a Asturias
Esta vez era para un match triangular
en el que había de enfrentarse a los equipos de Vizcaya y Santander
Su fracaso fue similar al de Tortosa.
Copó, con una asombrosa regularidad el último puesto en todas las pruebas en
que tomó parte
Un cronista dijo de mi lo siguiente:
“Hay gente que no tiene condiciones para hacer el atletismo y, además, está
excesivamente verde para participar en una competición como la que acabamos de
ver”
La gente a que hacía referencia, no
era a la gente, era solamente a una persona: José Luis Rubio
Esta crónica, firmada por Hurlé, fue
para mí como un aguijón. Era precisamente lo que yo necesitaba para dedicarme
de lleno al deporte. En el momento en que alguien puso, publicaciones, mi valía
en duda fue precisamente cuando yo comencé a confiar en mí. Tomé la decisión de
demostrar a Hurlé que estaba en un error, y creo que lo conseguí
Esto ocurría en el año 1943. Al año
siguiente, vino de forma definitiva a vivir en Gijón. Participa en distintos
campeonatos y destaca en los cuatrocientos metros y comienza a perfilarse como
algo más que mediano velocista
(Hemeroteca El Comercio)
En 1945 se marcha a estudiar medicina
a Madrid. Ficha por el equipo SEU y se entrena con grandes atletas españoles:
Patiño, Toba, Blanco, Torres, Molezum y otros muchos
Llegó el momento de acudir al
Campeonato Nacional Universitario. Los encargados de hacer la selección
madrileña eran en su mayoría corredores de medio fondo. Y a mí para evitar que
les hiciese sombra, me seleccionaron para correr vallas
Rubio no había pasado una valla en su
vida. Así lo hizo saber, más no le hicieron mucho caso
Jugaron un poco conmigo. Yo era un
provinciano recién llegado a Madrid y me intimidaban un poco sus nombres, que
sonaban con fuerza en el atletismo nacional
Se asustó un poco Rubio. Incluso estuvo
decidido a no participar. Pero algunos, muy pocos, le animaron. Le dijeron que
él sería el campeón
Y así fue
Salí a la pista. Comencé a correr y
cuál no sería mi sorpresa al observar la facilidad con que pasaba la primera
valla. Esto me animó y me dio confianza. De pronto vi la cinta de la meta. Mi
pecho la rompió. Era ya campeón universitario de España. La gente aplaudía.
Formica corrió a abrazarme y me dijo: “¿ves cómo tenía razón? Tu eres mejor que
los otros”
Con el tiempo sería Formica quien le
arrebatase el récord nacional que él había de conquistar en Barcelona
Pero volvamos a atrás. Situándose de
nuevo en la pista de la Universitaria. Todavía dura la alegría cuando de pronto
los altavoces anuncian:
“A continuación se darán a conocer
los tiempos logrados en la final de 400 metros vallas. Campeón, José Luis
Rubio, del SEU, de Madrid, con un tiempo de 59 segundos seis décimas, nuevo
récord nacional universitario”
Al escuchar esto la sorpresa fue
mayor que la alegría. El que nunca había pasado una valla, era recordman
universitario
Pero a Rubio aquello de las vallas no
el convencía. Su ilusión eran los cuatrocientos metros lisos y para esta prueba continuó
entrenándose. Nunca consiguió una victoria importante. Había dos hombres, el
gallego Moncho Rodríguez y el andaluz Blanco a los que era poco menos
que imposible de derrotar
En esta especialidad tenía el camino
cerrado por lo que desistí de dedicarme. En cambio durante mi aventura de los
cuatrocientos vallas, pude comprobar que tenía cierta facilidad para pasar
éstas. Algunos técnicos decían que yo, más que correr, me deslizaba. Con las
vallas me sucedía algo parecido. El paso de las mismas no era para mi un cambio
brusco, no era un gran esfuerzo, sino una cosa completamente normal.
Pero antes de dedicarme a las vallas
por completo, aún hizo un último intento en los cuatrocientos lisos
Fue en los campeonatos absolutos de
Gerona del año 46. Llegué a la final que clasifiqué en tercer lugar
Finalizados los campeonatos Rubio
regresa a Asturias. Intensifica sus entrenamientos bajo las ordenes de Oscar
Muñiz. De nuevo se marcha a Madrid, y prosigue sus entrenamientos. Estos se
desarrollaban dentro de un plan trazado por el ya citado preparador gijonés
Comienza el año 1947. El año de los
triunfos. Estos por cierto no se hacen esperar. En enero bate el récord universitario de
cuatrocientos vallas, dejándolo en cincuenta y ocho segundos
Día a día rebaja su propia marca. En
diversos entrenamientos echa por tierra la marca nacional. Ya acariciaba el
éxito deseado, un título nacional absoluto. Y éste, al fin, llegó
Fue un día en Montjuich. Había
cincuenta y un grados de calor. La gente se apiñaba bajo las tribunas. La
general permanece desierta. Nadie puede soportar el calor
Se hace la presentación de equipos.
En primer lugar Cataluña con más de cincuenta atletas, le sigue Castilla con
una cifra aproximada, después Vizcaya, Galicia, Guipúzcoa. Todas las
federaciones perfectamente uniformadas y las componen más de veinte hombres. De
pronto sale Asturias. Rubio lleva la pancarta y tras él van seis atletas,
enfundados algunos
de ellos en monos de entrenamiento de distintos colores. El público es al
equipo que más aplaude
Se inicia la competición. Los siete
asturianos se defienden como leones y ante la sorpresa de todos suman puntos y
más puntos. Rubio consigue buenos tiempos en las eliminatorias. Pasa a la final
y aquí se le pide el esfuerzo supremo. Y él lo realiza
Pisa la meta antes que sus cinco
rivales y establece un nuevo récord nacional: cincuenta y seis segundos cuatro
décimas
Sus compañeros, entre los que otros
dos campeones, Polo en los diez mil metros y Manolo García en lanzamiento de
martillo, acuden a abrazarlo. Rubio les abraza a su vez. Pero se le ve triste.
No denota la clásica alegría que trae consigo todo triunfo
No podía estar alegre. Aquel año
había abandonado la carrera de medicina. Algún bromista dijo que había cambiado
una carrera de medicina por una de vallas. Más tu sabes que esto no es cierto.
Fueron muchos atletas que se entrenaron lo mismo que yo, -Toba, Petinto, Molezum,
entre otros – y terminaron la carrera. Yo dejé la carrera no por el atletismo,
sino porque me desequilibré en Madrid. Me faltaba tiempo para todo. No sé,
aquello fue todo muy extraño
Estadio Olímpico de Montjuich (inaugurado
20/05/1929) (Marca.com)
De regreso, en Gijón, se celebra un
homenaje. Hubo discursos, con vino español, felicitaciones, abrazos,
comentarios entre los asistentes que demostraban un total desconocimiento de lo
que es el atletismo…y trofeos en recuerdo de tan memorable fecha…Pero los
trofeos so salieron del local. Al parecer había que llevarlos al grabado donde
se supone que todavía estén
De esta época recordamos algún caso
curioso. Eran muchos los que se acercaban a Rubio a darle palmadita en la espalda.
Un día, uno de estos preguntó:
- ¿Así
que tu saltas y corres?
- Pues
si
- Tendrás
que correr y saltar mucho para ser campeón de España
- Pch,
regular
- ¿Saltarías
desde mi casa a la calle?
- El
señor en cuestión vivía en un tercer piso
En otra ocasión le preguntaron de qué
era campeón
- De
cuatrocientos vallas
- ¿Y
cómo es eso?
- Pues
mire, cada cuarenta metros colocan una valla y hay que saltarla
- ¡Ah
sí! Como los caballos
Pero dejamos las anécdotas. Terminan
los campeonatos de España. Hay que olvidar los triunfos y pensar en la
Olimpiada de Londres, que había de celebrarse al año siguiente. Tras un breve
descanso, se reanudan los entrenamientos. Estos son durísimos y llenos de
dificultades. En Gijón no hay vallas, hay que entrenarse con sillas. Pero éstas
tampoco se pueden colocar a la distancia reglamentaria. No obstante, el atleta,
el verdadero atleta, supera todas las dificultades. Y Rubio lo era
Varias pruebas provinciales. Otras de
tipo nacional. Las marcas satisfactorias, aunque no consigue derribar el récord
logrado en Montjuich
Estadio de la Exposición (Avilés,
1948). Campeonato de España (rtve.es, RFEA)
Llegan los Campeonatos Nacionales de
1948. Se celebran en Avilés. Son muchas las ilusiones que se tienen en nuestra
selección. Pero éstas poco a poco van desapareciendo. En la primera jornada se
pierden dos títulos y las clasificaciones en general son muy inferiores a lo
que se esperaba
Rubio se clasifica para la final de
vallas. Esta se celebra el domingo a la tarde
Las gradas están repletas. Todos
esperan la victoria de Rubio. Este espera en el vestuario la hora de salir a la
pista. Allí en el vestuario hay poca gente -Arrigorriaga (hijo), Oscar y
nosotros y muchos nervios. El seleccionador nacional había estado allí unos
momentos para decir:
- Rubio,
si quiere ir a Londres, tiene que batir su propia marca
Esto hizo que los nervios fueran aún
mayores. Arrigorriaga y nosotros nos fuimos. Rubio quedó solo con Oscar
El público no prestaba atención a lo
que sucedía en la pista. Todos esperábamos la final de cuatrocientos vallas.
Los altavoces anunciaron esta prueba
Rubio sale a la pista. Su presencia
es acogida con una gran ovación. De pronto todo se vuelve silencio. Los
finalistas se colocan en sus puestos. Suena el pistolazo a la vez que en el
campo se escucha:
- Hala,
Rubio
Rubio se coloca en cabeza. Y en esta
posición llega a la última curva. Aumenta la ventaja. Va a entrar en los
últimos cien metros. De pronto duda. Cambia el paso. Salta la valla y ésta es
derribada. Rubio también se cae y con él las ilusiones de todos los que allí estábamos. Moret pasa
a ocupar el primer puesto. Rubio se levanta, el público le anima. Pero todo fue
inútil. El gijonés tiene que conformarse con el cuarto puesto. Nada más pisar la
raya de llegada vuelve a caer. Son los nervios que le dominan
Un año de sacrificios se derrumba, en
menos de un minuto. Londres está muy lejos, a una distancia insalvable
Pero el disgusto pasa. La afición es
grande. Otra vez a entrenarse ¿Para qué?
- Cuando
el atletismo cala hondo es difícil de abandonar. Todo aquel que es atleta por
vocación, por muy grande que haya sido el disgusto promotor de la
desmoralización, por muchas que sean las tentaciones hacia una vida más fácil,
más divertida; no se deja vencer. La fuerza de voluntad adquirida en los
entrenamientos lo vence todo
Ya estamos en el año 49. Son muchos
los que dan a Rubio por acabado. Pero él se empeña en demostrar lo contrario, y
lo consigue. El SEU le llama para los Primeros Campeonatos Mundiales
Universitarios. Estos se celebran en Italia
- Unos
días de concentración y al tren. Muchas horas de viaje la mayoría jugando al
mus. Por cierto que estas partidas levantaban mucha expectación entre los
viajeros de otros países. Nos miraban como quien mira a un loco. Aquello de
jugar sin mirar a las cartas, sin parar de hablar, les parecía extrañísimo. Hubo uno
que no se pudo contener y dijo: “Esos españoles todo lo hacen al revés”
Ya estamos en Italia. Los Campeonatos
se desarrollan en Merano
- Obtuve
buenas clasificaciones y satisfactorios tiempos en las eliminatorias que me
llevaron a la final. Se inicia ésta y a los doscientos metros me coloco en
cabeza. Escuchaba los gritos de mis compañeros de equipo. Yo me sentía con
fuerzas para alcanzar el triunfo. Pero…
La pista era de trescientos metros y
en la calle que le tocaba correr a Rubio no habían tapado bien los agujeros de
salida. Al saltar una valla metió el pie en uno de ellos y su cuerpo tomó
contacto con la tierra. Lo mismo que en Avilés, sólo que aquí perdió el Campeonato
de España, mientras que en Italia era uno del mundo. Se levanta, continúa
corriendo y consigue clasificarse en tercera posición
José
Luis Rubio con David, Aquilino y Falo (1972)
Al año siguiente se marcha a
Barcelona a unos campeonatos que debían durar tres días. Pero estos tres días
se convierten en tres meses, pues es seleccionado y se va a Luxemburgo, de aquí
a Suiza y de Suiza a Alemania
En este tiempo consigue igualar su
marca varias veces. Pero nunca las mejora
- Cincuenta
y seis segundos y cuatro décimas debe ser mi tope
Del extranjero vuelve lesionado y se
pasa tres años sin participar. Algunos dicen que no existe lesión, sino que
Rubio hace una vida irregular
- Esto
sucedió por pasarme treinta años sin fumar un cigarrillo y sin probar vino,
acostándome todos los días a las diez. De pronto me vieron fumar, beber algo,
poco, pues como tú sabes, en aquella época dos vasos eran más que suficientes
para alegrarme. También se iba a algunas verbenas. La gente no comprendía este
contraste. Resulta que los que van al bar siempre, durante años y años, salen a
la noche con asiduidad y fuman constantemente, hacen una vida normal, y yo que
hacía eso mismo, sólo que en una proporción muy inferior, realizaba una vida
anormal. Es lo que yo te digo, la gente no admite el contraste. Cuando uno es
muy bueno, después, no puede ser un poco menos bueno, tiene que ser muy malo.
Algo de esto me sucedió a mi
José Luis Rubio en 1999
(Archivo RGCC)
En el año cincuenta y cinco una
selección asturiana le llama para competir en Alemania, en Sttugart,
concretamente frente a equipos alemanes
- Aquella
fue mi última prueba. Corrí los ciento diez metros vallas, y en la final, me
rompió el tendón de Aquiles. Entre en la meta sobre una pierna
Rubio decidió retirarse. Las lesiones
surgían con gran facilidad. Cuando recobraba la forma venía una relajación. A
descansar. Vuelta a entrenarse y una nueva relajación
- Comprendí
que mi hora había llegado
Esto, como dijimos, era en el año
1955
Rubio vio infinidad de atletas. Desde
la estrella fugaz al otro tipo- pero que a fuerza de constancia y entrenamiento
llega a situarse en la cumbre
- Yo
creo que el atleta ideal lo definió el gran entrenador alemán Giheler cuando
dijo “Darme un hombre que resista mis entrenamientos y yo haré un campeón del
mundo”. El atleta necesita ser un hombre duro; su aspecto externo no tiene
importancia, lo verdaderamente importante son los pulmones, el corazón y el
riñón.
Y esta es, a grandes rasgos la vida
de José Luis Rubio Forés. Un hombre que llegó a campeón de España porque un
cronista dijo que no servía para el atletismo
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